El baile de la niebla by Kamilla Oresvärd

El baile de la niebla by Kamilla Oresvärd

autor:Kamilla Oresvärd [Oresvärd, Kamilla]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Intriga
editor: ePubLibre
publicado: 2019-11-12T00:00:00+00:00


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—Pero, Mona, tienes que ver esto —insiste Hedda, empujándola hacia el sofá—. Solo te llevará un momento.

Mona reprime un bostezo y se apoya en el cojín del sofá. Al cerdo asado y la tortita de patata rallada del almuerzo los siguió un largo paseo a caballo por el monte Hunneberg, y luego estuvo en el establo hasta antes de volver a casa. Quiere ducharse para después ponerse su gruesa bata y, finalmente, meterse en la cama para dormir a pierna suelta toda la noche. No tiene ánimo de hablar con Hedda en este momento, a pesar de que está delante de ella y casi salta por las ganas que tiene de mostrarle algo.

—Que sea rápido —dice—. Estoy agotada.

—Sí, sí. —Hedda se pone de rodillas frente al reproductor y empuja la cinta. El aparato hace que esta desaparezca dentro con un zumbido y ella va a por el mando a distancia para encender la pantalla. Entonces se alisa el largo pelo oscuro y se vuelve hacia Mona—. ¿La vemos entonces?

Una vez que Mona asiente, pulsa el botón para reproducir la película. Aparece la cocina de la familia Gunnarsson con una niña rubia que lleva lazos en las trenzas y que está sentada comiendo. Miran la secuencia en silencio y el cansancio de Mona se convierte en tristeza al pensar en lo que pudo haberle ocurrido. Pero entonces algo llama su atención. Es Elsa la que está sentada a la mesa y es la voz de Frank la que oye, pero ¿qué es lo que está viendo en realidad?

Cuando la escena cambia a una en la que aparece la hermana menor de Elsa dando sus primeros pasos vacilantes, Hedda detiene la película.

—¿Lo has visto? —pregunta Hedda, mirándola con sus ojos oscuros.

Ella asiente. Lo ha notado. Al menos, eso parece. Lo oyó en la voz de Frank cuando le hablaba de manera provocadora a Elsa y lo percibió en esa mirada especial que le lanzó. De repente, se le revuelve el estómago al recordar las palabras de Sören sobre los padrastros y sus hijas adoptivas.

Se vuelve hacia Hedda.

—Puede que estemos equivocadas —dice, inclinándose hacia delante—. Debemos tener mucho cuidado con esto.

—¿Equivocadas? —Hedda menea la cabeza enérgicamente—. No. Reconozco a un pedófilo cuando lo veo. —Se pone de pie desde la posición de rodillas con un movimiento rápido, da unos pasos hacia delante y se coloca delante de ella—. Eso no está bien, Mona, y lo sabes.

Ella asiente en silencio. Está de acuerdo. Eso no está bien. Las dos tuvieron la misma sensación al ver el vídeo, pero deben tener cuidado. No sería correcto juzgar a Frank solo por esa breve secuencia. Se lleva una mano a la cabeza y se masajea el cuero cabelludo. Siente que hay algo raro en todo esto, pero no sabe qué es exactamente. Se encuentra con la mirada de Hedda.

—Estoy de acuerdo en que hay algo que no está bien. Pero no lo entiendo, ¿por qué acude a nosotras si está involucrado?

—Lo sé. Yo estaba pensando lo mismo. Pero puede que la cabeza no le funcione bien.



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